Usamos cookies propias para mejorar tu experiencia de navegación. Si sigues navegando, entendemos que aceptas su instalación.
Participa en los cuentos existentes o empieza uno e invita a tus amigos.
Actualmente hay 19 cuentos inconclusos de un total de 21 cuentos.
No esperes a que otro te cuente la historia. ¡Ahora depende de ti!
Hace tiempo atrás conocí a un gas muy majo. Se llamaba Pedo. Creo que nunca he conocido a alguien como él, tan gaseoso y tan chispeante. Recuerdo bien el día que lo conocí, vivíamos en la misma cueva oscura y nunca se nos había ocurrido hablarnos. Un día se me acercó y me preguntó por la salida, muchos de sus compañeros habían salido ya, así que le dije que era por la parte de atrás. Ese día tuvimos unas charlas muy entretenidas y Pedo me dijo que estaba ansioso por salir. Yo no estaba segura de si era buena idea salir, todo aquel que salía no volvía a entrar.. Pasaron unas horas y yo sentía que algo hacía fuerza en mi, como si me empujaran. De repente vi como una luz y Pedo estaba algo nervioso, el salió antes que yo y salimos los dos a lo desconocido. Pedo me gritó: -Flatulencia,este nuevo viaje puede marcar un hito en nuestras vidas!! Y la luz se hizo tan potente que casi no podía ver nada,me encontraba adherida a 1tejido con pelos grandes que poblaban la zona. Miré hacia abajo y vi a otros amigos como Troncho y Zurullo,los mellizos,flotando en 1 líquido transparente y medio amarillento,nadaban y otros buceaban en busca de 1salida. También estaban Canelita y Zurraspilla,adheridas a 1tejido blanco que flotaba también en la piscina aquella. Todos allí abajo como de vacaciones,y yo aquí arriba sin poder moverme.. Pedo creció y creció y se expandió por la sala,dejando 1 estela de su gas;estaba contento y me dijo que se iba por 1conducto que se llama Extractor,iba a encontrarse con otros gases de alta alcurnia ,o como la gente dice: Gases Nobles.
Se acabó. Si, se terminó, aunque antes de todo se trapiñaron unas perdices. Y con todo y con eso, es verdad que se lo habían ganado, teniendo en cuenta la dificultad de lograr hacer chocar a un elefante africano con un unicornio de lunares en la estepa siberiana. Cierto que el unicornio no iba por su derecha, sino que ocupaba el centro, pero el elefante no tuvo piedad y descargó toda su presencia hacia adelante. Y que en el parte policial se indicara o no que el elefante llevaba una trompa descomunal forma parte de otro capítulo, puesto que esto es el final de la historia que nos ocupa, y que trata los acontecimientos que han conducido a este desenlace, y no las consecuencias posteriores. Además quisiera recalcar, que aunque el lector pueda pensar lo contrario, no fue la abducción por extraterrestres lo que condujo al elefante a la estepa. No, señores míos, no. Lo que llevó a este peculiar paquidermo a la estepa fue su incansable ansia de comida. En efecto, fueron los polvorones el motivo que allí lo condujo. Pobre animal, deben pensar, pues es evidente que desconocía el verdadero origen de los Polvorones Estepa. Sin embargo, quisieron los hados del destino que así fuera. Bueno, llamémoslos hados o Michael y Mr. Borger, que fueron los encargados de organizar aquella sorprendente colisión. Pero claro,el hecho de que les hubieran expulsado del centro de arte y magia les hizo en parte enloquecer,en parte tomar el rumbo hacia una nueva vida que ni se esperaban. Las metamorfosis del espectro quántico del polvo mágico es un estudio muy exhaustivo a la que muchos jóvenes aprendices deben recurrir con sustancias especialmente activas,para poder aprobar tal signatura..Y el azúcar era una de ellas.
Un día más en el Árbol. Las mismas ramas, el mismo tronco enorme, la misma gente y las mismas tareas. Desayuno, limpieza de raíces, inspección de trampas, preparación de carros de duendes superiores, comida, descanso, y de nuevo tarea. Limpieza de restos mágicos, orden de herramientas... y la misma angustia. Estaba cansado, cansado de la rutina... su vida era un bucle, todos los días lo mismo sin un ápice de aventura, sin un atisbo de emoción. No podía soportarlo, ¿cómo vivir rodeado de magia si no la podía usar para divertirse? Ensimismado en sus penurias, Will no reparó en los grandes ojos amarillos que le observaban, cada vez mas cerca... - ¡Buh! - ¡Ah! - exclamó Will dando un respingo- ¡No hagas eso Luci, no tiene gracia! Pero el hada que se había colado en su habitación no podía dejar de reír, revoloteando por el techo, esquivando las lámparas de papel multicolor que colgaban de éste. - ¿Qué te pasa? ¿Por qué estás tan pensativo? - Preguntó Luci. - Nada, Luci, es sólo que me aburre esta vida. Me agobia. Me pesa... ¿Nunca has pensado por qué los duendes superiores no nos dejan usar la magia? - Pues porque eres un patán. ¿Por qué otra cosa iba a ser si no? -bromeó Luci. - Lo digo en serio... Estoy harto... Quiero que esto acabe... -dijo Will meditabundo, lo cual hizo que a Luci se le pasaran las ganas de reír- y ¡quiero acabarlo a lo grande! Luci aún no era duende superior, pero estaba ya en prácticas finales, podía usar algunos trucos. Quería mucho a Will, era un buen amigo, pero aquellas tendencias depresivas le agobiaban un poco, no sabía qué decirle... Decidió practicar uno de los trucos de la última semana... Sonrió con picardía y dibujó un gran círculo en el aire. La imagen que había dentro del círculo empezó a desvanecerse y en su lugar apareció una piscina: Era el mundo de los humanos. - ¿Te apetece ir a hacer travesuras? - Le tentó Luci - Ya sabes que no pueden vernos. ¡Vamos! será divertido...- No me involucres en tus fechorías otra vez Lucy- se negó Will cruzándose de brazos y dándole la espalda al hada- Los míos ya me han amonestado demasiadas veces por tener trato con hadas, y además...- Will escuchó que alguien se acercaba- ¡corre Lucy, vete! Ella lo agarró haciéndolos desaparecer.
En el cajón no había nada más que una nota. Primero, me asusté cuando comprendí lo que aquello significaba: mamá había vuelto a caer. Cuando le daban esos cambios de humor se escapaba de casa y luego, fingía que nada había pasado. Normalmente no pasaban más de tres días. Pero siempre me preocupaba en que parte podría estar, donde iba o porque lo hacía. Siendo niño las noches no eran fáciles cuando la llamaba y no estaba.Papa venía a verme corriendo y me calmaba mis pesadillas,pero mamá me daba más tranquilidad cuando me tarareaba sus canciones.
¿Qué había pasado? El cuerpo sin vida del primer teniente yacía en el suelo de la biblioteca. El inspector Gregory parecía estrujarse los sesos intentando desvelar lo que acababa de acontecer hacía apenas 10 minutos. El mayordomo empuñaba un sable ensangrentado que debía reposar en la vitrina hecha añicos de su izquierda. El ama de llaves sostenía en sus manos una pistola aún humeante. La amante del teniente había dejado caer una taza que contenía un sospechoso café que ahora corrohía la alfombra. El jardinero, único beneficiario del testamento, parecía el más apenado de todos. ¿Qué había pasado? Desde que el primer teniente regreso del frente todo parecía haber cambiado . Las mañanas de paseo se cambiaron por botellas de whisky añejo y oscuridad dentro de su estancia. Los amigos le visitaban pero ni eso le hacia levantar el ánimo ,e incluso en la festividad de su cumpleaños le prepararon una fiesta a la que acudió obligado por los invitados y porque además era en su palacete . Como haría cualquier inspector que se precie, Gregory decidió interrogar a cada una de las personas que rodeaban el cadáver en aquel fatídico momento. Improvisó un despacho en la cocina de la mansión y empezó por el mayordomo. Tenía un aspecto impecable, una oratoria exquisita y sobretodo, una coartada perfecta: "Todos los sábados, el teniente me ordenaba limpiar el sable. En un descuido y en pleno ejercicio de mis deberes, el filo de la espada seccionó el trapo que usaba y me cortó el dedo. Sobresaltado, rompí la vitrina y me manché de sangre". El ama de llaves vino después del impecable mayordomo. De aspecto entrañable, cara afable y regordeta, el ama de llaves comenzó a relatar su versión: "Sólo yo sabía dónde guardaba mi señor la pistola. Las alarmas saltaron, los perros comenzaron a ladrar y, en ese momento, vi una sombra detrás de la ventana. Aterrada, observé un punto rojo en mi pecho. Presa del pánico, sin pensarlo, disparé. Nunca me creí capaz de hacer algo así, pero no tenía elección". El inspector estaba un tanto desconcertado. Apuntó en su libreta los datos más relevantes y mandó llamar al siguiente testigo. O deberíamos decir, más bien, ¿sospechoso?
La oscuridad era total esa noche sin luna. Sólo se escuchaba el rugir del viento y el violento romper de las olas contra las rocas. De repente un relámpago iluminó el cielo, dibujando una silueta enorme: La tierra cortada, como si fuera un escalón descomunal. Metros de roca bañados por la espuma del mar. De nuevo sobrevino la noche, hasta que el siguiente rayo permitiera entrever algo de nuevo. Se acercaba la tormenta, pero parecía que tardaría aún un poco en empezar a llover. El siguiente rayo iluminó con mayor intensidad el paisaje, y si alguien hubiera estado allí mirando en la dirección adecuada, podría haber visto aquella sombra precipitándose al vacío. El ruido de las olas tapó el sonido sordo del cuerpo chocando contra la roca, pero sí que permitió oír el encendido de un motor y lo que parecía un coche alejándose a toda velocidad. Habría sido un milagro que cualquier otro sobreviviera a tal impacto, pero Ben seguía consciente. Con brazos y piernas se aferró fuertemente a la roca esperando el fiero golpe de las olas que no tardaron en llegar. Lo siguiente fue la descarga de la tormenta. Aquel diluvio no acababa nunca, pero tras lo que parecío una eternidad, amainó la lluvia y el cielo fue aclarando, anunciando el amanecer. Entonces Ben, se dejó vencer y perdió la consciencia. La gaviota que se había acercado, curiosa, vió como Ben se movía y abría los ojos y emprendió el vuelo. Ben no sabía dónde estaba. Sólo sentía dolor en todo el cuerpo. Intentó recordar: Marta estaba allí, atada en aquella silla. El dragón le mordió. Por eso le dolía todo. ¡No! Le habían tirado aquellos hombres. Había soñado con un dragón o algo así... Intentó apartar aquellos pensamientos y centrarse en lo que realmente había pasado. ¡Uf! El dolor era insoportable. No era capaz de pensar cláramente. Había algo importante, algo que no recordaba... ¡Vaya si era importante! si habían intentado deshacerse de él de esa manera... Y estaba Marta... ¿qué había pasado? Sabía que tenía que salir de allí. Quizás una vez que hubiera descansado un poco podría recordar mejor... Pero para eso necesitaba salvar la distancia que le separaba de la playa, y no se veía con fuerzas. Entrecerrando los ojos, ya que el sol empezaba a deslumbrar por encima del mar mientras amanecía, Ben vio una tabla y haciendo acopio de su poca energía, pataleó sin fuerza hasta que consiguió llegar a la arena negra y cabeceó un poco antes de poder ponerse en pie, unas horas mas tarde. Era ya entrado el mediodía cuando se alejaba dolorido y cansado. Al llegar a la carretera la siguió esperando que algún coche se apiadara de él y le recogiera. "¡Marta!" se repetía interiormente. No sabía qué tendría que ver ella en aquel embrollo ya que no podía recordar porque esos hombres habían intentado matarle despeñándolo por el acantilado. No hubo suerte. En esas fecha del año poca gente usaba la carretera que se dirigía a las playas. Después de una eternidad caminando, al ritmo que le permitían sus piernas agotadas, tras una loma, vislumbró la silueta de la casa, aceleró algo el paso... todo lo que podía. Al acercarse más, pudo percatarse que poco quedaba de lo que antes era su casa. Las llamas habían consumido casi todo. Entró en el salón. Vio la silla. Ahí había estado Marta atada. Empezó a recordar...El olor del salón le seguía confundiendo. Aparecían imágenes de Marta en su cabeza. Al final decidió sentarse en los restos calcinados de la vieja silla. Sorprendentemente aguantó su peso. Cerró los ojos, recordando la cara de Marta sin esperanza, asustada, flanqueada por dos hombres. Lloró al recordar la impotencia que le sobrevino, asustado como estaba al verlos... Sólo sabía que tenía que encontrar a Marta costara lo que costara... Con estos pensamientos y con lágrimas resbalándole por las mejillas, fue cayendo presa del agotamiento y, finalmente, se durmió. Sacó las llaves y abrió la puerta de su casa. Bajo su brazo, el paquete que contenía aquel elefantito decorativo que acababa de adquirir en la subasta. No había sido sencillo ganarlo. A su contrincante no pareció gustarle que pujaran más que él... La verdad es que había pagado cara aquella pieza de artesanía oriental. Tras dejar la chaqueta y guardar el paquete, sonó la puerta. Eran un par de matones, no había duda de que habían sido enviados por un enfadado contrincante. Pensó que con un par de whiskys los calmaría pero los puñetazos no tardaron en llegar. Estaba sangrando en el suelo cuando Marta entró en la casa: -¡BEN! ¡BEN! Pero no era Marta quien gritaba, era Gregory. Lo zarandeaba intentando despertarlo para sacarlo de aquella casa en ruinas. El viejo librero Gregory, amigo de su padre desde antaño, había venido a dejar un paquete de libros que le había encargado Ben una semana atrás. Con la confianza de ser amigo de la familia, a menudo Gregory aprovechaba la vuelta del trabajo para dejar los encargos en casa de la familia. Normalmente ponía los libros en el buzón de la vivienda, pero ese día le faltó tiempo para correr y entrar al ver el paisaje en ruinas, calcinado, lleno de humo. Un fuerte empujón hizo que la silla perdiese el equilibrio y cayera al suelo. Ben se despertó de golpe, desorientado de nuevo, sin saber qué había sucedido y por qué estaba allí. -¿Dónde está Marta? -Tenemos que salir de aquí, Ben. No sé qué ha ocurrido, pero a este lugar le falta poco para desintegrarse. No es seguro que estemos más tiempo aquí. Montando en el coche, se fueron a la casa de Gregory. El anciano vivía en la sierra que distaba pocos kilómetros del acantilado por el que habían arrojado a Ben el día anterior. Al verlo, Ben frunció el ceño: - Nunca me había disgustado esta vista hasta ahora. Pero Gregory no parecía escucharle. Parecía muy concentrado buscando algo entre una montaña de libros. - Aquí- susurró, enterrando su enorme nariz en el libro para ver claramente. Ben se acercó y lo primero que vio en la página que Gregory leía fue la foto del elefante de artesanía y después una imagen del dragón que había intentado desechar de sus recuerdos buscando la realidad de los hechos de la noche anterior. - ¿Que es esto, Gregory?-Este es el motivo de esta tragedia amigo mio. Aquel día que ganaste la subasta sabía que había visto aquel elefante en algún sitio y que no era una pieza de artesanía normal y corriente. La historia cuenta de un rey antiguo que conjuró a las fuerzas oscuras para que le obtuvieran la victoria contra su enemigo más letal. Los hechiceros del reino proveyeron al rey con 1talisman que le hizo obtener la victoria,ese talismán tiene la capacidad de controlar los agentes atmosféricos y ponerlos a su favor. El rey creó 1 orden con el fin de proteger dicho poder, la Orden del Dragón ,y tras la muerte del rey guardaron el talismán en ese insignificante elefante de cerámica que tuviste entre tus manos por un instante.
El día que Raúl Bruckhaemer, pediatra del Hospital Armonía, comenzó a desenmascarar la red alienígena de extractores de energía humana, fue revisando los aerosoles de Wendolin Buik, ingresada con bronquolitis como tantos críos. Sospechó de la muesquita azul dentro del orificio nasal. Eso ya lo había visto él antes. Examinando de cerca a la pequeña, no reaccionó lo suficientemente rápido para ver que el iris y la pupila de la niña se tornaban azul fosforescente. Ella subió el pecho, arqueando el cuello hacia atrás y acto seguido, de un salto, se abalanzó sobre el doctor como un gato enfurecido. Con sus manos frías sujetó fuertemente la cabeza del doctor y le rodeó con sus piernas a modo de tenazas,dejándole inmóvil y a su merced,como la serpiente atrapa a su presa. Posó su fulgurante mirada azul sobre los ojos del doctor para dejarlo inconsciente y así poder rematale. De repente la niña salió disparada hacia la derecha. El doctor vio a Gertrudis, su enfermera, empuñando la silla con la que había golpeado a la niña. Entre los dos consiguieron reducirla y la ataron a la camilla. Era la primera vez que observaba esa violencia en una víctima de bronquiolitis ,pero Gertrudis sabía que la situación no era normal,ella había sufrido la guerra del Mediterráneo y había pasado por cosas peores. -Que es esta cosa doctor?Y no me intenté convencer como a una cualquiera,que esto se pasa ya de la raya.. -Te acuerdas del día Q?- Claro, cómo no acordarme. Aquél día en el que se anunció en todos los medios que éramos invadidos por extraterrestres, y al poco rato, tras el pánico generalizado, sali´el presidente a decir que había sido un experimento sociológico... Le costó el puesto, claro. El día Q. Pues he aquí la respuesta. Conozco 1amigo que pertenece al departamento de investigación y defensa que me debe algún favor por algo del pasado,ayúdame a llevar a este ser a mi coche , ahora tienes el día libre.. -A la orden doctor,mire también si tengo una subida salarial también .. Con la pequeña inconsciente y atada de manos y pies, Raúl y Gertrudis se escabuyeron por la salida de emergencia sin levantar sospechas y llevaron a la niña al coche del doctor. En el trayecto apenas hablaron, Raúl estaba imbuido en sus hipótesis, y Gertrudis miraba hacia atrás asustada, esperando algún indicio de que les estuvieran persiguiendo.Llegando al Centro de Defensa e Investigación llamaron a su amigo,y les dejaron pasar hasta el aparcamiento principal. Con paso apresurado y bata blanca apareció aquel hombre con la faz impaciente y nerviosa. -Que tienes ?? - Abre el maletero y no babees anda.
Mariano el moco era ya adulto. Tenía 48 horas y eso para un moco de Villa Nasal era vivir ya demasiado. Hijo de don Catarro y doña Mucosa, habitaba en la parte trasera de la villa, allí donde apenas llegaba la luz de aquella extraña ventana que se veía a lo lejos. Aterrorizado recuerda como habían ido desapareciendo sus paisanos de la parte más cercana a la luz: una gran masa rosada se introducía de cuando en cuando por aquel agujero hacia lo desconocido y arrastraba con una gran pala a parte de los habitantes de villa nasal. Como a todo moco, sabía que tarde o temprano le llegaría el momento de ir hacia la luz, o bien de bajar por el acantilado oscuro situado a solo 200 "milililimitros" de su villa. Pensar en que vendría después de cualquiera de esos dos viajes (ir hacia la luz o descender por el acantilado de la oscuridad) le hacia agarrarse de miedo, con toda su pegajosidad, a su pequeña villa. Sólo la loca y vieja moca Baba había regresado tras caer por el acantilado, con una gran marea de mocos nuevos. Mariano el moco no sabia que era eso rosa que aparecia ,muchas veces oia veces desde el lugar donde habitaba ,hablaban de gripe y tos ,el no entendia que podria significar eso ,un dia un fuerte viento hizo que Mariano el moco saliera disparado fuera y algo blanco le envolviera,se trataba de un pañuelo! Pudo ver a un humano que tenia la nariz roja ,por donde el habia salido disparado,Mariano el loco observo al que le debia el alquiler de su hogar por asi decirlo ,descubrio que era buena persona y se llamaban igual,nunca le olvidara. En pocos segundos comenzó a sentirse incómodo...un pañuelo? qué era eso rasposo, frío y seco? para Mariano el moco era un terreno hostil, acostumbrado a la humedad y confortabilidad de las paredes de Villa Nasal. Se puso muy triste y comenzó a gritar: Quiero volver a la nariiiiz!!! quiero volver a mi casa!!!! Al tiempo, oyó otra voz que se sentía en la lejanía...Mariano se deslizó hacia el otro extremo de aquel papel blanco y...Oh Dios mío, nunca hubiera imaginado encontrarse algo así: un hilo delgado de líquido rojo, que le mira sonriente: "Hola, me llamo Sangrita" Mariano el moco, pensaba que ese era el nombre más hermoso que había oído nunca. Sintió miles de cosas en su interior y no sabía que era. -¿Y tú como te llamas?- le preguntó Sangrita Mariano el moco se quedó sin habla al ver semejante hermosura y sólo podía pensar en que era hermosa y tenía un color espectacular. -M..m..mmm ..me llamo Mariano y soy un moco que vivía hasta hace un momento en Villa Nasal.- Sangrita se quedó pensativa, Mariano miraba a Sangrita como si estuviese bajo un hechizo, Sangrita lo miró Y Mariano empezó a ablablandarse. Pero en breve Sangrita hizo honor a su nombre y desveló su verdadera personalidad, sin venir a cuento, Sangrita se abalanzó contra Mariano, haciéndole tambalear en el borde del pañuelo. Mariano a su vez viendo que en realidad ella era una destructomocos intentó recordar todas las películas que había visto de Mock Lee, él estaba perdido, llevaba años de una tranquila y vaga vida en Villa Nasal que le había hecho olvidar que él había sido capaz de resistir en su pequeño hogar verdaderas catástrofes como la crisis de la gripe del 86, o las olimpiadas catarrales del 92.
Era crudo invierno en Siberia, un cazador poseía una pequeña casa en medio del bosque; este se refugiaba en ella frecuentemente. Las tempestades le impedían salir a recoger los animales que caían en las trampas, que había puesto en el bosque días anteriores. La casita tenia pinta de destartalada, pero en su interior era confortable y cálida. Los aperos, todas esas herramientas, las tenía dentro, y la leña para calentarse la guardaba fuera. Tenia provisiones de alimentos y la carne la tenia fuera, vamos no necesitaba nevera. Una vez calmada la tormenta salio a recoger las piezas. Algunas habían sido deboradas por algún depredador y el resto estaba en buenas condiciones, las cargó en el trineo y se las llevó no sin haber colocado antes nuevos lazos. Allí al calor del hogar se puso a despellejar los animales reservando las pieles para colgarlas fuera, junto con la carne que se podía aprovechar. Así pasaba el crudo invierno, una vez llegada la primavera el bosque renacía de nuevo. En el tiempo adecuado recogía las pieles, cargaba el trineo e iba al mercado de su pueblo a venderlas. Tras cargar de nuevo provisiones para el próximo invierno y ahorrar algo de dinero, se dio una licencia con un par de tragos de vodka. Echaba de menos a su familia pero no tenia tiempo para parar, este año no había sido demasiado bueno y la casita necesitaba algunas reparaciones, el otoño era una estación corta y el bosque cambiaba de color rápidamente. Comenzaron las nevadas y se preguntaba cómo el Señor le había elegido este trabajo lleno de sinsabores, pero que no le dejaba quieto, su parcela de bosque era de las mas productivas, ¿y qué?, era mucho pensar. Quizás fuese el vodka, no tenia la calidad de otras veces y la resaca le había dejado K.O. Pero era feliz, un año pasa rápido, y podría volver a ver a su familia, sus amigos y su pueblo. Pensó que se que se estaba distrayendo mucho y era hora de ponerse de nuevo en marcha. En aquel instante alguien irrumpió en la taberna abriendo la puerta un joven bien vestido;su indumentaria impoluta y su bigote de alta alcurnia hablaban por si solo, era el capitán de la guardia Chris Sullivan.Al paso de sus botas el silencio se hacía más ensordecedor y la gente aguardaba que llegara hasta el mostrador y hablara a todos, informando lo que tenía que decir. Era la expectativa lógica ante la incertidumbre del representante de la Ley en esa zona agreste y comprometida con el medio ambiente. En ese momento la expectativa aumentaba porque el individuo portaba algo en su mano cerrada, como si fuera un gran tesoro el que guardaba. Al llegar al mostrador, apoya esa mano cerrada y pronuncia estas palabras: "He recorrido parte del bosque y he encontrado un objeto que alguien debe haberlo tenido en su cuerpo y se le ha desprendido y caído." "Pero debo averigüar de quién ha sido este objeto para devolverselo, o en todo caso, comprender que ha sido objeto de una agresión y es una investigación que debo realizar y concluir." Esas palabras sonaron como un ultimátum en el recinto en que estábamos, y comenzamos a mirarnos entre si todos los que estábamos en el lugar al que habia llegado este uniformado. En aquel mismo instante la carcajada de un hombre que parecía en su embriaguez desató de nuevo el murmullo general y las voces de camaradería de los parroquianos de dicha taberna. El capitán enfurecido por sentirse tomado por un cualquiera sacó un revólver y disparó dos sonoros tiros al cuerpo de aquel seguidor del mismísimo Baco,quedando éste por tierra bañado en su propia sangre. De nuevo el silencio alertaba a todos que el bien vestido capitán iba en serio y que a toda costa conseguiría cumplir su cometido.
Soy lo que hoy se conoce comúnmente como "SINGLE", un tipo Solvente, Independiente, Narcisista, un Ganador, un poco Loco, sí, pero siempre Elegante. Después de dos divorcios y tres hijos que me odian, vivo Solo en mi loft de la calle Genova, exprimiendo hasta la última gota de mi vida. He abierto los ojos y un escalofrío ha recorrido mi alma, el suelo frío en mi espalda. el bullicio de la calle se cuela por la ventana entre abierta de mi despacho. Solo recuerdo que iba a una fiesta al otro lado de la ciudad, luego todo fundió a negro. Sí pudiera arrastrarme...lo intento pero el cuerpo no me obedece ¡Dios mio estoy parañizado y SÓLO! Bueno alguien me echará de menos...pero ¡Nadie me buscará! Ya lo había hecho otras veces, desaparecer unos días sin contestar al móvil en mi afán de ser LIBRE...qué ironía. Debe ser sábado, oigo el ruido de la terraza del mesón de abajo, Umm ¡Como huele a Choco! no sé... ¿Cuánto llevaré aquí tendido? Algo menos de 1 día creo. Dicen que una persona puede vivir sólo 3 días sin agua.. Aún me quedan 2,Piensa Miguel pieNSA, PIENSA Pero el no se enteraba de que el era el que estaba comiendo el choco . Al dia siguente se desperto con el nerviosismo de que tenia que entregar un trabajo de la música a su empresa y no lo encontro. Llego a la empresa y le preguntaron, el respondio mmm...
Un cuento colaborativo, también llamado cuento colectivo o cuento encadenado, es un cuento escrito entre varias personas.
Una persona empieza, sigue otro, después alguien más, y así sucesivamente. El cuento se va escribiendo entre varios participantes hasta quedar terminado.
En inconclusos.com puedes leer cuentos escritos por otros, y haciéndote una cuenta de usuario gratuita, también participar y empezar tus propios cuentos.
Además puedes puntuar las historias finalizadas, e incluso cada fragmento: Al pulsar en un fragmento, se abre una ventana en la que puedes puntuar y añadir comentarios para el escritor.
A diferencia de otro tipo de actividades, en las que se fomenta la competitividad, la escritura de cuentos colaborativos busca el desarrollo de la superación personal basandose en fomentar habilidades como la cooperación y el trabajo en equipo, enriqueciendo a la persona con valores como el respeto y la tolerancia.
Como en cualquier dinámica colaborativa, prima el interés y el objetivo del grupo, y conlleva aprovechar los puntos fuertes de cada individuo para lograr el mayor beneficio, en este caso en forma de historia o cuento.
Se fomenta el uso de la imaginación, respetando lo que han escrito otros antes, y lo que escriben después, sabiendo que el cuento no siempre llega al punto que hubiéramos deseado, como símil de la vida misma: El pasado no se puede cambiar, el mañana lo desconocemos, pero el ahora depende de nosotros y hay que afrontarlo con ilusión.
Además Inconclusos permite jugar con reglas, como limitar el largo de cada fragmento y obligar a usar o prohibir ciertas palabras.
Aunque el simple hecho que supone la diversión de escribir con otras personas, y poder retar a los demás a seguir donde sea que lo hayas dejado, por muy intrincado que sea el hilo, eso no basta, por lo que terminar un cuento no significa el final.
Los cuentos terminados pueden ser puntuados, y aquellos con mayor puntuación pueden ser publicados con un reconocimiento a los autores.
Además, en cuanto los grupos estén disponibles, el propietario de cada grupo podrá hacer ediciones impresas de sus cuentos.
Y aquí no acaba la cosa. El siguiente paso será crear concursos en el que los grupos puedan competir escribiendo el mejor cuento. Aunque por ahora, mientras no haya grupos, sigue siendo posible puntuar cada cuento y/o fragmento, lo que aporta reconocimiento a los participantes
Encuentra historias escritas por personas como tú y pasa un buen rato disfrutando de la imaginación y la capacidad narrativa de todos los que participamos en esta página, que une a escritores de todos los niveles.
Puntua los relatos, e incluso cada fragmento escrito por una persona distinta cada vez.
Inicia tu propio cuento o participa en uno ya existente. Libera tu creatividad y aporta conocimientos narrativos, imaginación o dale un punto de humor a una historia escrita entre varias personas.
Consigue reconocimiento: Las historias en las que participes, así como tus aportaciones pueden ser puntuadas y compartidas.
Los grupos te permiten limitar la edición e incluso la visualización de los cuentos a cierto número de personas, lo que es ideal para escuelas, empresas, talleres de escritura o simplemente grupos de amigos que quieran pasarlo bien.
Aún así, sin estar en ningún grupo, puedes participar en cualquier cuento que no sea privado.
En cumplimiento con el deber de información recogido en artículo 10 de la Ley 34/2002, de 11 de julio, de Servicios de la Sociedad de la Información y del Comercio Electrónico, a continuación se hace constar:
El titular del/los dominio/s web es Pablo Ubach Royo (en adelante inconclusos.com), con N.I.F.: 46.972.018-S. Correo electrónico de contacto: [email protected]
El acceso y/o uso de este sitio web de inconclusos.com atribuye la condición de USUARIO, que acepta, desde dicho acceso y/o uso, las Condiciones Generales de Uso aquí reflejadas. Las citadas Condiciones serán de aplicación independientemente de las Condiciones Generales de Contratación que en su caso resulten de obligado cumplimiento.
www.inconclusos.com proporciona acceso a cuentos, informaciones y datos (en adelante, “los contenidos") propiedad de inconclusos.com, así como herramientas para participar en dichos cuentos.
www.inconclusos.com es un portal abierto a todos los públicos, por lo que el USUARIO se compromete a tenerlo en cuenta a la hora de crear o participar en cuentos. Todos los textos escritos en esta página pasan a ser propiedad de inconclusos.com. Por tanto, el usuario admite que al participar en un cuento, está cediendo los derechos sobre su texto. Una excepción sobre esto son los textos escritos en cuentos pertenecientes a grupos distintos al público, en los cuales la propiedad de éstos vendrá definida en lo que se estipula en la normativa referente a grupos.
inconclusos.com se reserva el derecho de modificar y/o eliminar colaboraciones de los usuarios si lo estima conveniente para mejorar la cohesión de los fragmentos de los cuentos, o adaptar estos al público general.
El USUARIO asume la responsabilidad del uso de la web.
Dicha responsabilidad se extiende al registro que fuese necesario para acceder a determinados servicios o contenidos.
En dicho registro el USUARIO será responsable de aportar información veraz y lícita. Como consecuencia de este registro, al USUARIO se le puede proporcionar una contraseña de la que será responsable, comprometiéndose a hacer un uso diligente y confidencial de la misma. El USUARIO se compromete a hacer un uso adecuado de los contenidos y servicios (como por ejemplo servicios de chat, foros de discusión o grupos de noticias) que inconclusos.com ofrece a través de su portal y con carácter enunciativo pero no limitativo, a no emplearlos para (i) incurrir en actividades ilícitas, ilegales o contrarias a la buena fe y al orden público; (ii) difundir contenidos o propaganda de carácter racista, xenófobo, pornográfico-ilegal, de apología del terrorismo o atentatorio contra los derechos humanos; (iii) provocar daños en los sistemas físicos y lógicos de inconclusos.com, de sus proveedores o de terceras personas, introducir o difundir en la red virus informáticos o cualesquiera otros sistemas físicos o lógicos que sean susceptibles de provocar los daños anteriormente mencionados; (iv) intentar acceder y, en su caso, utilizar las cuentas de correo electrónico de otros usuarios y modificar o manipular sus mensajes. inconclusos.com se reserva el derecho de retirar todos aquellos comentarios y aportaciones que vulneren el respeto a la dignidad de la persona, que sean discriminatorios, xenófobos, racistas, pornográficos, que atenten contra la juventud o la infancia, el orden o la seguridad pública o que, a su juicio, no resultaran adecuados para su publicación.
En cualquier caso, inconclusos.com no será responsable de las opiniones vertidas por los usuarios a través de cuentos, foros, chats, u otras herramientas de participación.
inconclusos.com cumple con las directrices de la Ley Orgánica 15/1999 de 13 de diciembre de Protección de Datos de Carácter Personal, el Real Decreto 1720/2007 de 21 de diciembre por el que se aprueba el Reglamento de desarrollo de la Ley Orgánica y demás normativa vigente en cada momento, y vela por garantizar un correcto uso y tratamiento de los datos personales del usuario.
Aquellas personas físicas que hayan facilitado sus datos a través de la web www.inconclusos.com, podrán dirigirse al titular de la misma con el fin de poder ejercitar gratuitamente sus derechos de acceso, rectificación, cancelación y oposición respecto de los datos incorporados en sus ficheros.
El interesado podrá ejercitar sus derechos mediante comunicación dirigida a la dirección de correo electrónico [email protected], desde la dirección de correo indicada en la cuenta, y especificando sus datos y los motivos de su solicitud.
Asimismo, inconclusos.com informa que da cumplimiento a la Ley 34/2002 de 11 de julio, de Servicios de la Sociedad de la Información y el Comercio Electrónico y le solicitará su consentimiento al tratamiento de su correo electrónico con fines comerciales en cada momento.
inconclusos.com por sí o como cesionaria, es titular de todos los derechos de propiedad intelectual e industrial de su página web, así como de los elementos contenidos en la misma (a título enunciativo, imágenes, sonido, audio, vídeo, software o textos; marcas o logotipos, combinaciones de colores, estructura y diseño, selección de materiales usados, programas de ordenador necesarios para su funcionamiento, acceso y uso, etc.), titularidad de inconclusos.com o bien de sus licenciantes.
Como excepción al punto anterior, la imagen de fondo es propiedad de su autor, David Iliff, con licencia CC BY-SA 3.0 o GFDL, via Wikimedia Commons. Las imágenes de fondo de los cuentos son descargadas y modificadas de terceros como myfreetextures.com, stextures.com y textures8.com. Todas las imágenes pueden ser reutilizadas con fines personales o comerciales y pueden descargarse de los sitios mencionados.
Todos los derechos reservados. En virtud de lo dispuesto en los artículos 8 y 32.1, párrafo segundo, de la Ley de Propiedad Intelectual, quedan expresamente prohibidas la reproducción, la distribución y la comunicación pública, incluida su modalidad de puesta a disposición, de la totalidad o parte de los contenidos de esta página web, con fines comerciales, en cualquier soporte y por cualquier medio técnico, sin la autorización de inconclusos.com. El USUARIO se compromete a respetar los derechos de Propiedad Intelectual e Industrial titularidad de inconclusos.com. Podrá visualizar los elementos del portal e incluso imprimirlos siempre y cuando sea, única y exclusivamente, para su uso personal y privado. El USUARIO deberá abstenerse de suprimir, alterar, eludir o manipular cualquier dispositivo de protección o sistema de seguridad que estuviera instalado en el las páginas de inconclusos.com.
inconclusos.com no se hace responsable, en ningún caso, de los daños y perjuicios de cualquier naturaleza que pudieran ocasionar, a título enunciativo: errores u omisiones en los contenidos, falta de disponibilidad del portal o la transmisión de virus o programas maliciosos o lesivos en los contenidos, a pesar de haber adoptado todas las medidas tecnológicas necesarias para evitarlo.
inconclusos.com se reserva el derecho de efectuar sin previo aviso las modificaciones que considere oportunas en su portal, pudiendo cambiar, suprimir o añadir tanto los contenidos y servicios que se presten a través de la misma como la forma en la que éstos aparezcan presentados o localizados en su portal.
En el caso de que en www.inconclusos.com se dispusiesen enlaces o hipervínculos hacía otros sitios de Internet, inconclusos.com no ejercerá ningún tipo de control sobre dichos sitios y contenidos. En ningún caso inconclusos.com asumirá responsabilidad alguna por los contenidos de algún enlace perteneciente a un sitio web ajeno, ni garantizará la disponibilidad técnica, calidad, fiabilidad, exactitud, amplitud, veracidad, validez y constitucionalidad de cualquier material o información contenida en ninguno de dichos hipervínculos u otros sitios de Internet.
Igualmente la inclusión de estas conexiones externas no implicará ningún tipo de asociación, fusión o participación con las entidades conectadas.
inconclusos.com se reserva el derecho a denegar o retirar el acceso a portal y/o los servicios ofrecidos sin necesidad de preaviso, a instancia propia o de un tercero, a aquellos usuarios que incumplan las presentes Condiciones Generales de Uso.
inconclusos.com perseguirá el incumplimiento de las presentes condiciones así como cualquier utilización indebida de su portal ejerciendo todas las acciones civiles y penales que le puedan corresponder en derecho.
inconclusos.com podrá modificar en cualquier momento las condiciones aquí determinadas, siendo debidamente publicadas como aquí aparecen.
La vigencia de las citadas condiciones irá en función de su exposición y estarán vigentes hasta que sean modificadas por otras debidamente publicadas.
La relación entre inconclusos.com y el USUARIO se regirá por la normativa española vigente y cualquier controversia se someterá a los Juzgados y tribunales de la ciudad de Plasencia, salvo que la Ley aplicable disponga otra cosa.
ID | Último acceso | Título | Iniciador | Grupo | Género |
---|
Una cookie es un pequeño fichero de texto que se almacena en su navegador cuando visita casi cualquier página web. Su utilidad es que la web sea capaz de recordar su visita cuando vuelva a navegar por esa página. Las cookies suelen almacenar información de carácter técnico, preferencias personales, personalización de contenidos, estadísticas de uso, enlaces a redes sociales, acceso a cuentas de usuario, etc. El objetivo de la cookie es adaptar el contenido de la web a su perfil y necesidades, sin cookies los servicios ofrecidos por cualquier página se verían mermados notablemente.
Actualmente sólo utilizamos cookies propias de registro. Los usuarios serán informados de cualquier cambio al respecto.
No utilizamos cookies de terceros.
En cualquier momento podrá ejercer su derecho de desactivación o eliminación de cookies de este sitio web. Estas acciones se realizan de forma diferente en función del navegador que esté usando.
Una cookie es un fichero de texto inofensivo que se almacena en su navegador cuando visita casi cualquier página web. La utilidad de la cookie es que la web sea capaz de recordar su visita cuando vuelva a navegar por esa página. Aunque mucha gente no lo sabe las cookies se llevan utilizando desde hace 20 años, cuando aparecieron los primeros navegadores para la World Wide Web.
No es un virus, ni un troyano, ni un gusano, ni spam, ni spyware, ni abre ventanas pop-up.
Las cookies no suelen almacenar información sensible sobre usted, como tarjetas de crédito o datos bancarios, fotografías, su DNI o información personal, etc. Los datos que guardan son de carácter técnico, preferencias personales, personalización de contenidos, etc.
El servidor web no le asocia a usted como persona si no a su navegador web. De hecho, si usted navega habitualmente con Internet Explorer y prueba a navegar por la misma web con Firefox o Chrome verá que la web no se da cuenta que es usted la misma persona porque en realidad está asociando al navegador, no a la persona.
Las cookies propias son las generadas por la página que está visitando y las de terceros son las generadas por servicios o proveedores externos como Facebook, Twitter, Google, etc.
Para que entienda el alcance que puede tener desactivar las cookies le mostramos unos ejemplos:
Sí. No sólo eliminar, también bloquear, de forma general o particular para un dominio específico.
Para eliminar las cookies de un sitio web debe ir a la configuración de su navegador y allí podrá buscar las asociadas al dominio en cuestión y proceder a su eliminación.